TROPIEZO
 
 

Bio

El llamado género "hardcore" o "hardcore punk" o como se diga, es un sub-género difícil y cuyas fronteras son muy líquidas y provisionales. No sólo mezcla bastante bien con otros géneros de música (rap-core, ska-core, etc.), sino que aún desde adentro del hardcore mismo hay un sin fin de distintas tendencias (krishna-core, NY hardcore, emo-core, old y new school hardcore...) cuyas cartografías sólo pueden seguir los "verdaderos" aficionados. No debe ser sorprendente, entonces, que aparezcan sectores de puristas que apuesten a tener por el rabo la definición de lo que deber ser hardcore "verdadero". Los que somos quizá un poco menos conservadores, concedemos a que podría existir algún tipo de hardcore "tradicional" o "clásico", y junto a eso una gama de mezclas que, para bien o para mal, llevan las posibilidades musicales del hardcore a sus límites.

Tropiezo, una de las mejores bandas de hardcore locales, produce hardcore tradicional de una forma no tradicional. Proclamando para sí mismos el orgullo de ser una banda de "hardcore anti-macho", Tropiezo funciona bailando entre contrastes muy interesantes. El sonido de la guitarra es fuerte, pero no invasivo y lo produce una "blueshawk", una guitarra tradicionalmente usada para tocar blues, no rock y mucho menos hardcore. El juego de tocar hardcore con una guitarra creada originalmente para blues termina produciendo un sonido pesado y feroz que a la misma vez es manejable y digerible, pero nunca domesticado. El bajo suena claro y poderoso, pero más que nada contundente. Preparado para recordarte donde están los puntos clave de cada canción, es el tipo de bajo que te hace pensar que la canción se sentiría completa aunque el guitarrista no esté tocando. La batería es sencilla y bastante atemperada, cualidades que no se esperaría encontrar en una banda de hardcore común y corriente. Allí donde otros bateristas destrozarían una canción de 2 minutos con un larguísimo e innecesario corte, el retumbe percusivo de Tropiezo se lanza en experimentos de inventiva y contratiempos que no dejan de ser refrescantes. Finalmente, la vocalización es la conjugación perfecta de la combinación de músculo musical y compasión política que es Tropiezo, un grito desesperado y completamente sincero que, en lugar de lanzar epítetos de intolerancia, es un llamado a solidarizarse con las injusticias de la vida occidental.

He aquí una banda que desafía los niveles de tolerancia, muchas veces bastante pequeños, de la juventud contemporánea. Guiados por la sencilla y terriblemente difícil preocupación de "amar y no vivir un engaño", los muchachos de Tropiezo descuidan asuntos de "estética hardcore", tatuajes, actitudes y demás trivialidades y, sin dejar de ofrecer una aparatosa explosión musical, se concentran más bien en resaltar y disfrutar las ventajas de trabajar con diferencias y multiplicidades. Mientras otras bandas de HCpunk crearían toda una canción en contra de "los raperos", Tropiezo le da promoción a recitales de hip-hop local. Mientras otras bandas se aferran a fundamentalismos peligrosos y mecanismos de excluir "lo diferente" (pargos, surferitos, cacos, ravers...), Tropiezo funciona y fluye sin importar, por ejemplo, que dos de sus miembros han escogido un estilo de vida "straight edge" y los otros dos no o que algunos de sus miembros son fieles seguidores del cristianismo mientras el resto de la banda es mas, ehhhh, escéptica. De esta forma el mero hecho de que exista esta banda es un exitoso ejercicio de respeto y tolerancia.

Como toda banda comprometida con ser un fiel ventilador de sinceridades, uno no sabe si en Tropiezo la música es un pretexto para el mensaje o si el mensaje es un pretexto para la música. Pero en realidad no importa. Las virtudes de la música son las mismas que las de sus letras: concentrada, fulminante, apasionada y honesta.

Rafael Texidor (el buk)

 
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